Transformar la conectividad IoT de coste variable a producto predecible
Los argumentos empresariales a favor del Internet de las cosas (IoT) suelen girar en torno a la reducción de costes, el aumento de las ventas o la mejora de la eficiencia de los procesos.
Al evaluar la viabilidad de implantar la tecnología IoT, las empresas hacen predicciones sobre dónde pueden conseguir estos resultados. Para corroborar esas predicciones, quieren recopilar datos de una plétora de dispositivos y utilizar esa información para aclarar las condiciones procesables.
Pensemos en una empresa que explota aparcamientos en una gran ciudad. Supongamos que la empresa quiere instalar un sensor IoT en cada plaza de aparcamiento de todos los garajes y aparcamientos que gestiona, lo que le permitiría identificar qué plazas están llenas. Cuando esas plazas comuniquen su estado a una aplicación de smartphone asociada, los conductores podrán encontrar un lugar donde aparcar sin perder tiempo ni combustible dando vueltas en círculos. La empresa aumenta el índice de uso de sus instalaciones y, por tanto, sus beneficios.
Sin embargo, antes de que se produzca este escenario de despliegue del IoT, la empresa debe tomar decisiones fundamentales sobre cómo -y si- proceder, basándose en sus respuestas a preguntas igualmente fundamentales:
¿Debe desplegar un programa de prueba de concepto a pequeña escala antes de invertir en conectividad a gran escala?
¿Cuánto costará el programa, como prueba o a gran escala?
¿En qué medida puede este esfuerzo de IoT aumentar el uso y los ingresos del aparcamiento?
¿Justificará ese aumento de ingresos el coste del despliegue del IoT, o lograría los mismos resultados una campaña de marketing
¿Cubrirá el despliegue de IoT suficientes plazas de aparcamiento para incitar a los conductores a descargar y utilizar la aplicación de la empresa?
Si ningún otro operador de aparcamientos de la ciudad ha conectado sus propiedades, ¿debería ser esta empresa la primera en hacerlo?
Estas preguntas ponen de relieve una serie de incógnitas que determinan el valor de la implantación del IoT, incluidos los costes y la vida útil de los sensores y la inversión en desarrollo de software, tanto para las aplicaciones de usuario final como para la base de datos backend que recopila los datos del IoT. Todos estos precios requieren investigación, pero la mayor incógnita sigue siendo el coste de la conectividad, que puede representar entre el 10 y el 20% del coste total de la implantación de IoT para aplicaciones de banda estrecha. Como resultado, los fabricantes y adoptantes de dispositivos IoT se han visto obligados a ir más allá de sus áreas de experiencia e intentar proyectar los requisitos de datos de dispositivos que no han utilizado antes.
Hasta ahora. 1NCE es un portador nativo de IoT que no sólo entiende los puntos débiles de las implantaciones de IoT, sino que ofrece respuestas directas a sus incertidumbres subyacentes más importantes. Por 10 euros, 1NCE ofrece un contrato de conectividad de 10 años con una asignación de datos de 500 MB y una tarjeta SIM capaz de cambiar sin problemas entre prácticamente todos los protocolos de red actuales, incluidos 2G, 3G y NB-IoT, así como tecnologías futuras que aún no se han desplegado. En un módulo IoT con un módem compatible con futuras tecnologías de conectividad, la tarjeta SIM 1NCE sigue siendo viable a lo largo de un despliegue de 10 años.
Los contratos de conectividad tradicionales obligan a los clientes a asignar el uso mes a mes, cobrando recargos por cualquier periodo en el que el uso supere los límites permitidos y "cuotas de mantenimiento" básicas cuando no hay uso. Por lo tanto, estas penalizaciones en los precios provocan un aumento significativo de los costes anuales para el propietario de la solución IoT. 1NCE proporciona una asignación de datos global durante los 10 años de duración de su contrato, sin asignaciones mensuales, requisitos de cuota básica ni cargos por exceso de uso. Los clientes pueden utilizar y segmentar esa reserva de datos como deseen, sin temor a aumentos inesperados de los costes mensuales o anuales.
Los fabricantes que crean y programan correctamente los dispositivos IoT los configuran para que sólo transmitan una cantidad predecible de información, con el fin de evitar costosas sorpresas con respecto al uso de datos a largo plazo. Con un plan de prepago de 1NCE, el precio de la conectividad IoT se vuelve predecible. En lugar de ser un complemento desconocido, la conectividad pasa a formar parte del propio producto, lo que hace que las implantaciones completas de IoT sean tan fáciles de presupuestar y planificar como los despliegues a pequeña escala. Con la conectividad reducida a un producto básico, los costes restantes no constituyen más que partidas únicas, y todos los aspectos del proyecto se escalan juntos.
1NCE cree que los dispositivos IoT ofrecen una oportunidad transformadora para mejorar la rentabilidad, simplificar la vida cotidiana y hacer posibles nuevas capacidades. Con la conectividad a largo plazo de 1NCE, lo desconocido -el coste de la conectividad- se convierte en conocido, lo que hace que los dispositivos IoT sean prepagados, flexibles y desplegables a cualquier escala deseada.